La Plaza Real de Barcelona es uno de los lugares públicos que se transforma más rápidamente a lo largo del día. En cuestión de horas puedes vivir la tranquilidad de la mañana, el bullicio de la tarde y el follón de la noche, pasando por el punto entre raro y peligroso de la madrugada.
Pero cuando llueve es otra historia. Es entonces cuando la Plaza Real se transforma de nuevo en ese lugar bohemio y solitario lleno de recovecos, sombras y reflejos que esconden una historia llena de cambios y curiosidades (que encontraréis en cualquier guía de viaje).
Cada vez me gusta más escaparme a hacer fotos en esa ciudad solitaria y para eso hay dos opciones, o madrugas más aún que los turistas, o haces filigranas con el paraguas y la cámara en días lluviosos.
¡Feliz fin de semana y espero que os haya gustado la foto!
Llueve en la ciudad,